Por: Edinson Arley Bolaños

Se estrenó el pasado viernes. Está a un día de Bogotá y Medellín y se convirtió en la muestra inicial de transporte multimodal necesario para competir en tiempos de TLC y Alianza del Pacífico.

En un buque cisterna del Distrito Federal llegaron 54.000 barriles de nafta, líquido derivado del petróleo, a Puerto Bahía en Cartagena, el pasado viernes 15 de abril. La mercancía no se descargó allí. Pasó a un convoy compuesto por un remolcador y seis barcazas. Navegó 630 kilómetros aguas arriba por el río Magdalena y ancló en el puerto de Barrancabermeja.

Cuatro años atrás ese sitio era una finca de 50 hectáreas donde había búfalos y palma de aceite. Pero en 2013 la multinacional suiza Impala empezó a construir lo que se convirtió en el primer puerto fluvial que realiza una operación de comercio exterior. “Eso significa haber metido los puertos oceánicos en el corazón del país”, dice Alejandro Acosta, gerente de la Sociedad Portuaria Impala Barrancabermeja.

De las barcazas, el líquido fue pasado a los tanques y luego a los camiones que se dirigieron al oriente del país, donde los recibió el cliente. Antes, la mercancía llegaba a las terminales del mar Caribe y allí tenían que nacionalizarla y luego transportarla en camiones hasta Bogotá o Medellín, las principales ciudades del país más cercanas al océano Atlántico. Esa operación era más tardía y costosa de lo que puede ser hoy: hasta tres días debían contemplar los empresarios para completar la operación. Ahora sólo pasa un día desde que sale de Barranca y arriba a una de las urbes.

La modalidad de transporte que está estrenando el país es la multimodal. Ya no es sólo carreta. “Del mar se pasa al río y del río a la carretera y en un futuro esperamos intercambiar cargas con ferrocarriles”, dice Javier Díaz, presidente de la Asociación Colombiana de Exportadores (Analdex).

La empresa suiza invirtió US$1.000 millones en esta infraestructura. De ellos, 470 se fueron en el puerto, otros 400 en la flota fluvial y el resto en soportes, astilleros y oficinas. Ahora, desde esa orilla del río Magdalena los empresarios del interior del país también podrán exportar sin tener que llegar con la mercancía hasta el mar. La carga se consolida en Barrancabermeja, se hacen los documentos de comercialización en el exterior, se monta en barcazas, navega hasta Barranquilla o Cartagena, se baja en el puerto oceánico y finalmente embarca en un buque que la lleva a su destino final.

“Este es un gran logro, porque si algo se quiere en el país es recuperar la navegación por el río Magdalena para el manejo de carga de gran peso o volumen. A los empresarios les sirve para disminuir costos y para hacer realidad el transporte multimodal. Traer y llevar mercancía por mar a través de Barranca reduce sustancialmente tiempo y dinero”, resalta Díaz.

Lo que se busca con esta iniciativa es pasar de la teoría a la práctica, señala Acosta. “Hemos criticado siempre que los centros industriales del país están muy alejados de los puertos, lo que les quita ventaja competitiva. Eso es lo que estamos corrigiendo”.

En últimas, es el costo logístico lo que las empresas también se van a ahorrar con esta operación. Barrancabermeja será, además de puerto, un gran centro de almacenamiento, porque cuenta con grandes bodegas, como las que existen a las afueras de Bogotá en Cota o Mosquera. “Aquí prestamos el mismo servicio, de tal manera que el cliente no tenga ni siquiera que alquilarlas porque le hacemos la operación acá. Y como está tan cerca de Bogotá y Medellín es mucho más ágil el suministro a las ciudades. No tendrá que llevarse toda la mercancía, sino lo que necesite”, explica el gerente del puerto de Barranca.

La nueva terminal internacional sobre el río Magdalena podría mover hasta 4 millones de toneladas al año. Tiene una flota de 15 remolcadores de 4.500 y 2.500 caballos, los cuales podrían empujar entre 8.000 y 12.000 toneladas. Y las que soportan todo ese peso son las barcazas. Adquirieron 140 y cada una puede cargar hasta 52 contenedores de 40 pies. Ahí se completa el convoy (un remolcador y seis barcazas), que podría navegar con 300 contenedores de 40 pies, mientras que un camión sólo podría con uno de esos contenedores.

La terminal de Barrancabermeja empezó a operar hace un año como puerto de cabotaje. Sin embargo, la primera operación de comercio exterior se hizo la semana pasada, porque las instalaciones aún no se habían terminado y apenas se está llegando a acuerdos con las 12 principales navieras del mundo. Ya empezaron a operar con la que más carga mueve en Colombia, Hamburg Süd, cuyo puerto principal está en Cartagena, y en los próximos días se realizarán más operaciones exteriores.

El gerente de la Sociedad Portuaria de Buenaventura, Víctor Julio González, le dio la bienvenida al nuevo puerto de operaciones internacionales y resaltó que esta iniciativa no puede ser vista como competencia, sino con los ojos de un país que necesita ser competitivo de cara a hacer frente a los TLC y a la Alianza del Pacífico. “La posibilidad de comunicar el interior del país con la región Caribe es un espaldarazo grande al comercio del país”.

Por ahora, Impala seguirá negociando con las navieras internacionales para remolcar más mercancía por el río Magdalena y volverlo tan protagonista en el comercio del país, como cuando Gabriel García Márquez, después de escribir Cien años de soledad, dejó plasmada su importancia en El amor en los tiempos del cólera, cuando describe cómo Florentino Ariza viaja por primera vez en buque de vapor por el río para olvidar el desamor de Fermina Daza.

ECONOMÍA 20 ABR 2016 - 11:58 PM

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